Museos y palacios: la utilización de la Antigüedad clásica en la construcción nacional japonesa a través de la arquitectura oficial de la era Meiji en la obra de Katayama Tōkuma

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Iñigo de Loyola Izuzquiza Gimeno

Rezumat

La era Meiji (1868-1912) supuso para Japón una serie de cambios sin precedentes para el país. Acosado por conflictos externos e internos el nuevo gobierno del archipiélago llevó a cabo reformas a todos los niveles para alcanzar la occidentalización del país. La arquitectura es precisamente uno de los campos que más va a cambiar a lo largo de esta era. Los encargados de entrenar a la primera generación de arquitectos en Japón a la manera occidental serán especialistas extranjeros, los cuales van a transmitir a sus alumnos la idea de la superioridad de Grecia y de Roma, culturas civilizadas y civilizatorias de las que Europa es heredera y a las que Japón debe mirar. Es a partir de la transmisión de estos conocimientos que la discusión sobre la Antigüedad formará parte del proceso de construcción nacional japonés, que se inicia en la era Meiji. Para el nuevo gobierno la inclusión del mundo clásico en la arquitectura es vital para el proceso de modernización de la nación, pues es la demostración de la madurez de Japón como nación. Entre estos primeros arquitectos japoneses destacan figuras como la de Katayama Tōkuma (1854-1917). Su obra va a estar ligada estrechamente al mundo clásico, ya que en más de una ocasión utiliza sus códigos visuales para apuntalar la autoridad imperial y nacional. Esto lo hace mediante la conexión estética de edificios oficiales tales como museos o palacios con la Antigüedad Clásica, lo que refuerza la legitimidad de la nación frente a unos ojos occidentales que ven Grecia y Roma como la cuna de la civilización occidental.

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