From Aquina's ciuitas perfecta to Quidort's perfecta multitudo. A 'Slight' Shift in Meaning

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José Maria SILVA ROSA

Resumen

Según Arendt y Habermas, la reinterpretación de Aristóteles hecha por Tomás de Aquino, al identificar politicus y socialis, ha debilitado la naturaleza de la política aristotélica clásica mediante la introducción, en lo que era la pólis (ahora regnum / monarquía), de relaciones y intereses privados que los griegos habían reservado para el espacio doméstico del oikos. Por otra parte, como su concepción de societas era naturalmente cristiana, el fin de esta sociedad ya no consistía tan sólo en la autosuficiencia y en la adquisición de la virtud natural, que nos permitiría vivir juntos en orden a la vida buena, pero requería una virtud sobrenatural dada por Dios con el fin de lograr el auténtico bien supremo. Por lo tanto, la posibilidad de la felicidad (eudaimonía) se remite ahora para la escatología (communio sanctorum), razón por la cual los reyes han de estar sujetos a los sacerdotes, especialmente al papa, representante de Cristo, cuya función es cuidar del último y superior fin de la existencia (visio et fruitio Dei). Todavía, Juan Quidort de París viene a alterar esta aplicación del diseño piramidal y jerárquico del poder espiritual al ámbito temporal a través de una «pequeña» inflexión en la idea de reino como perfecta multitudo. En esta es esencial la causalidad ascendente como fundamento para la distinción y no subordinación de lo poder temporal frente a lo espiritual, y la libertad de los sujetos para elegir a sus gobernantes. Esto pone en causa no sólo el creciente modelo dinástico de transmisión del poder temporal en un reino (de padre a hijo), como, a nivel eclesial, señalará la superioridad del Concilio General en relación con el papa.

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