Ciencia y docencia en Agustín y Tomás de Aquino (del maestro agustiniano al maestro tomista)

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Antonio PÉREZ-ESTÉVEZ

Resumen

Se hace un análisis comparativo de los conceptos de ciencia, maestro y discípulo tal como aparecen en el De Magistro de san Agustín y en la cuestión 11, "De Magistro", de la disputación De Veritate de santo Tomás de Aquino. La ciencia agustiniana de las verdades inteligibles y eternas se adquiere por una visión mental del entendimiento y la razón y supone la buena voluntad del sujeto; la tomista consiste más bien en el con junto de formas inteligibles adquiridas a partir de un proceso deductivo, lógico-necesario, que se inicia con los primeros principios y axiomas evidentes. Para Agustín, hay solo un maestro de las verdades inteligibles que se encuentra en el interior de cada alma racional y que se manifiesta solo al hombre interior o aquel en el que domina la buena voluntad. Para Tomás de Aquino, existen dos maestros: uno principal e interior, que es Dios, y otro secundario y externo, pero también maestro, el cual ayuda al discípulo a adquirir la habilidad y el hábito de deducir verdades a partir de los primeros principios y axiomas evidentes y con el número de formas inteligibles. Para Agustín, todos somos discípulos del único maestro de la Verdad que es Cristo y seremos buenos o malos discípulos de acuerdo con la buena o mala voluntad que lo domine. Para Tomás de Aquino, el discípulo posee a medias las nociones o verdades que va a aprender, es decir, en sus primeros principios o axiomas evidentes y adquirirá con la ayuda importante del maestro a adquirir la habilidad y el habito de deducir y desplegar las nociones y verdades encerradas en los primeros principios y axiomas evidentes.

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